El Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (CECOVA) condenó y expresa su más absoluto rechazo ante la agresión sufrida por un médico en el ambulatorio del barrio de la Coma de Paterna, donde presuntamente un paciente esgrimió un arma blanca contra el facultativo durante el transcurso de una discusión en la que exigía ser atendido de forma preferente, a pesar de que había otros usuarios esperando.
Un ataque que se suma a todo un listado de agresiones que ya ha sufrido el personal sanitario del centro de salud durante los últimos años y que ha generado que el departamento sanitario del Arnau de Vilanova haya clausurado este miércoles el ambulatorio del barrio de la Coma por la baja de facultativos, enfermeros y personal administrativo. No en vano, la Conselleria se ha visto obligada a derivar a los pacientes a otros centros de salud.
El presidente del CECOVA, Juan José Tirado, ante la gravedad del historial de agresiones que deben asumir estas/os trabajadoras/es solicita a la Administración que mejore los protocolos de seguridad para evitar este tipo de hechos y que las agresiones sean consideradas y tipificadas como atentado a la autoridad en cumplimiento de la Ley 10/2014, de 29 de diciembre, de la Generalitat, de Salud de la Comunidad Valenciana. Además, sin hacer distinciones sobre si el profesional sanitario pertenece a la sanidad pública o privada.
El presidente del CECOVA recuerda que la solución “no pasa por cerrar ambulatorios o centros de salud, ya que perjudica al resto de usuarios. La solución pasa por establecer sistemas de seguridad en los puntos más conflictivos que eviten estas abominables acciones contra las enfermeras, los médicos y el resto de personal sanitario y administrativo que cubre la atención y la asistencia sanitaria a la población”. Además, Juan José Tirado aclara que los profesionales de Enfermería de la Comunidad Valenciana que desarrollan su trabajo en las consultas de Atención Primaria, en los servicios de Urgencias y en las plantas de hospitalización son los que registran más actos violentos verbales y físicos por parte de los pacientes y de sus familiares o acompañantes.
Ante ello, quiere hacer un llamamiento para que se tenga en cuenta que el personal sanitario “está realizando un importante esfuerzo para proteger la salud de la población arriesgando su seguridad personal, ante lo cual se debe tener hacia ellas la consideración que merece su entrega y dedicación en todo momento”.
Las principales secuelas que le quedan al profesional sanitario tras sufrir una agresión son el estrés laboral crónico, la disminución del rendimiento laboral, síndrome de hostigamiento y de estrés postraumático, neurosis de ansiedad, síndrome depresivo y, en la mayoría de las ocasiones, secuelas físicas. “Algo que nunca nos podemos permitir ni se debe consentir”, insiste Juan José Tirado.