La endémica falta de medios y de personal en atención primaria, que recibe un 14,2 por ciento del gasto sanitario -frente al 62,1 por ciento de atención hospitalaria- propicia que la vía de entrada al sistema sanitario acumule más de la mitad de las agresiones que se denuncian al personal sanitario.
Esta es una de las conclusiones a las que se llegó en el encuentro informativo organizado por la Agencia Efe y la Asociación de Derecho Sanitario de la Comunidad Valenciana (ADSCV) para abordar los retos futuros de la atención primaria, que se vio completamente colapsada durante la pandemia.
El presidente del Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (CECOVA), Juan José Tirado, destacó que de los aplausos han pasado «a poner pintadas con ‘sanitarios asesinos'» y ha incidido en que en un recurso tan «deficitario económicamente» como es la Atención Primaria, donde la asistencia es «más directa» que, en un hospital, «la agresión se puede producir con mucha más normalidad».
Añadió que el profesional sanitario está con «toda su buena intención» intentando solucionar un problema a las personas y «como no les digas muchas veces lo que quieren oír» o no les des algo que quieren porque «se lo ha dicho una vecina o lo han visto en internet» se produce la agresión, por lo que también reclama una clara apuesta por la «educación para la salud».
Educación para la salud es una de las propuestas que defienden los sanitarios para frenar el incremento de los insultos, amenazas y agresiones, especialmente en Atención Primaria, donde se producen más de la mitad de estos incidentes que llevan, en algunos casos, a la depresión e incluso al suicidio del profesional.
Por su parte, el presidente de la ADSCV, Carlos Fornes, explicó que el sistema ya estaba colapsado antes de la Covid, pero con la pandemia «ha explosionado» y «cuando tienes a 70 personas esperando en una consulta, que están nerviosas por la pandemia, que pueden haber perdido familiares, el trabajo o poder adquisitivo», se producen entonces situaciones indeseables como las amenazas o las agresiones a los médicos.
Los insultos y amenazas representan el 87 % de los casos, mayoritariamente a mujeres, mientras que el 13 % fueron agresiones que acabaron en lesiones físicas y también las médicas fueron las principales destinatarias, en un 56 %, frente a sus compañeros de profesión, un 44 %.
«La gente se pone nerviosa y luego viene lo que viene, las amenazas, los insultos y, por qué no, las agresiones», afirma Fornes, que añade que cuando el paciente recibe lo que considera una deficiente atención denuncia se produce un incremento de reclamaciones contra los profesionales sanitarios.
Consideró que deberían incrementarse las sanciones económicas por estas acciones, que en la actualidad es una multa de 150 a 200 euros, y también la pena, porque por estas amenazas o agresiones «nadie va a la cárcel».
Fornes señaló que, según datos de la Policía Nacional, las agresiones a profesionales sanitarios aumentaron en un 15 por ciento en 2021, un repunte causado por la vuelta a la atención sanitaria de manera presencial y la vigilancia del cumplimiento de las medidas ‘higiénico-sanitarias’.
El presidente del Colegio de Médicos de Alicante, Hermann Schwarz, indicó que el paciente llega a la consulta «enfadado» y destaca los índices de depresión, de ideación suicida e incluso de suicidios en los facultativos, que además piensan en la jubilación anticipada «cuando hace tres o cuatro años esperábamos lo máximo posible».
«La tasa de suicido entre médicos duplica a la de la población general», indicó Schwarz, para añadir que son «señales del desgaste y la tensión a las que se someten también los profesionales, porque son personas como los que vienen a las consultas».
Eso «te rompe los nervios y por mucho que intentes ser profesional te lo llevas al final a tu casa» afirmó para añadir que la prevención es fundamental y, en este sentido, destaca la labor del medidor policial.