Si no se remedia la carencia endémica de matronas en la Comunidad Valenciana, miles de mujeres gestantes y bebés recién nacidos no recibirán una atención adecuada en los hospitales. Una rotunda advertencia que llevan semanas haciendo la Associació de Comares de la Comunitat Valenciana, la Unidad Docente de Matronas (UDM) de la Comunitat Valenciana y el Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (CECOVA) y que puede desembocar en un drama social porque la Administración sanitaria mantiene una ratio obsoleta de profesionales con una tasa de reposición insuficiente.
Desde las tres entidades ya se ha alertado de que la pandemia de Covid-19 ha desplazado la promoción de unas 40 nuevas matronas de junio a septiembre, lo que va a suponer un verdadero problema para las matronas que están trabajando durante el periodo estival. En estos momentos hay una necesidad de que en Atención Primaria haya una matrona por cada 3.000 ó 3.500 mujeres en edad fértil, mientras que en Atención Especializada tendría que haber una matrona por cada 160 partos.
Esta situación derivará en la falta de matronas para sustituir a las que se van de vacaciones. Un contexto en el que la Conselleria de Sanidad no tendrá más remedio que ofertar guardias extras voluntarias y las matronas se verán obligadas a doblar turnos de trabajo, en algunos hospitales de 12 horas y en otros de 24 horas. Las matronas, conscientes de este problema, asumen el sobreesfuerzo para cubrir las necesidades inmediatas, pero quieren que la Administración sanitaria las valore. De hecho, las profesionales ya han enviado una carta al conseller de Sanidad, Miguel Mínguez, con el fin de que la sea conocedor de la ausencia de matronas y para que reciba al colectivo que expondrá los detalles de la angustiosa situación.
No en vano, si no se equilibra la situación laboral de las matronas seguirá la tendencia creciente de que muchas de estas profesionales acaban trabajando de enfermeras (con el abandono de su especialidad) por la precariedad de los contratos que deben asumir, con exceso de trabajo y sin garantías.
Pero además del problema coyuntural del verano, a corto y medio plazo, el hándicap va a ser que las matronas que se especializan no van a cubrir a las que se van a jubilar. De entrada, se prevé una avalancha de jubilaciones de los próximos años (se calcula que el 30% de las matronas activas se van a jubilar), y sin la formación del número adecuado de especialistas, será imposible cubrir a todas ellas. De ahí que se precise más oferta de plazas por parte del Ministerio de Sanidad, de lo contrario la matrona se verá, de nuevo, relegada a paritorio, dejando a las mujeres sin su profesional de referencia en cuidados durante toda su etapa sexual y reproductiva.
De hecho, hay numerosos departamentos que llevan meses sin cubrir el puesto de matrona. Una ausencia completa de profesionales que no puede cubrirse con otras especialidades porque también hay escasez global de estas. Un mayor número de matronas no solo permitiría que más mujeres, adolescentes y recién nacidos tuvieran acceso a sus singulares habilidades, sino que también liberaría a los médicos y enfermeras para que pudieran centrarse en otras necesidades sanitarias.
Esta ausencia de matronas se ha detectado en todos los departamentos de salud de la Comunidad Valenciana, aunque se ha agravado en las áreas de San Juan, Vinalopó, Elche, HG Alicante, Torrevieja, Denia, Alcoi, Elda, Hospital Clínico, La Fe, General de Valencia, Alzira, Xàtiva, Gandía, Sagunto, Hospital La Plana, Hospital General de Castellón y Vinaroz.
Una cruda realidad que se evidencia en los exiguos indicadores de matronas por 100.000 mujeres. Mientras que la ratio media en la Comunidad Europea es de 69,8 matronas / 100.000 mujeres, en España sólo alcanza las 31,6 matronas / 100.000 mujeres. Es decir, que en todo el territorio nacional ni siquiera se llega a la mitad de la media de Europa. Una aberración sanitaria que también se refleja en las cifras de profesionales por alumbramientos: En Europa hay 25,9 matronas por cada 1.000 nacimientos y, en cambio, la tasa en España se sitúa en las 12,4 matronas por cada 1.000 nacimientos.
Una falta de matronas que demuestra que el camino iniciado en 1953, cuando la formación de matrona pasó a ser una especialidad de los estudios de Enfermería, no fue el correcto y debe cambiarse el rumbo y comenzar los trámites para que las matronas tengan una formación universitaria propia e independiente, como ocurre en otros países (Reino Unido). Junto a este freno, la imposición del examen EIR para matronas, que sólo forma a 420 profesionales al año, hace imposible cubrir las necesidades asistenciales crecientes de la población.
Actualmente sólo hay 7.500 enfermeras con el título de especialista en Obstétrico-Ginecológica (matronas) en activo. Un número muy bajo que podría paliarse, en parte, con la creación de 1.500 plazas de matronas en toda España.
Se debe recordar que la figura de la matrona, enfermera especialista en obstetricia y ginecología es básica en la Sanidad y cubre el 95% de las necesidades de intervenciones esenciales de salud sexual, reproductiva, materna, neonatal y adolescente. Junto a esta realidad, las matronas fortalecen la salud y el bienestar de las mujeres y sus recién nacidos a través de una atención especializada y segura, que influye en el todo el entorno familiar.
El Consejo General de Enfermería recuerda que en España hay poco más de 7.500 matronas, lo que supone una media de 71 de estas profesionales por cada 100.000 mujeres en edad fértil. Unas cifras que continúan muy alejadas de las necesidades de la población a la que atienden.
Las matronas españolas cuentan con una de las formaciones más avanzadas del mundo, ya que además de los 4 años de Grado Universitario (Enfermería), una matrona en España debe completar su formación con otros 2 años de especialización en Enfermería Obstétrico-Ginecológica, creando un binomio formativo con el que no se cuenta en muchos países. Además, para ejercer con plaza, una matrona debe superar una durísima oposición que requerirá años de experiencia y de estudio complementario, con una ingente cantidad de cursos de formación que le permita acreditar el suficiente número de créditos para superar la fase de concurso del sistema de selección de nuestro exigente sistema sanitario.
Por último, conviene aclarar que la función asistencial que desarrolla una matrona no puede ser cubierta por ninguna otra especialidad sanitaria, de hecho, no existe una vía extraordinaria para adquirir la condición de Enfermera Especialista en Obstetricia y Ginecología, como ocurre en otras especialidades de enfermería. Para ser matrona únicamente puede accederse vía EIR, una circunstancia que agrava la situación porque hay una carencia global de estas especialistas.
Imagen: foto Banc Imatges Infermeres. Autores: Ariadna Creus y Ángel García