Todas las profesiones sanitarias debemos estar orgullosas de nuestra capacidad de unión y de coordinación cuando desarrollamos todas nuestras funciones. Por ello, hemos de rechazar todos los intentos externos de confrontarnos que actualmente nos amenazan. No hay más que rememorar los momentos más críticos de la pandemia cuando el sistema sanitario tuvo que madurar de forma acelerada y cuando médicos, enfermeras, farmacéuticos, psicólogos, odontólogos, dietistas y nutricionistas, fisioterapeutas, logopedas, ópticos-optometristas, podólogos, terapeutas ocupacionales y veterinarios formaron un grupo unánime para luchar contra un virus desconocido que cercenaba vidas y amenazaba con congestionar el sistema sanitario.
Todavía nos estremecemos al recordar aquellas imágenes de pasillos de hospitales llenos, UCIs a pleno rendimiento y centros de salud colapsados por las llamadas de casos de personas positivas por Covid-19 que no paraban de crecer, sin la experiencia suficiente para afrontar un escenario de epidemia. Sin embargo, los sanitarios remaron en la misma dirección, como siempre ha sido, y lograron con una colaboración leal llegar a buen puerto, frenando el virus implacable.
Todos los sanitarios se volcaron por el mismo objetivo: la salud global, porque lo que les une es mucho mayor que los pequeños matices que les separan. Pero, parece que vuelve, de nuevo, un interés muy concreto para que vivamos una guerra fría sanitaria. El cíclico estado latente y larvado de malestar contra todo y contra todos pero que, especialmente, intenta derrocar el sólido y unido sistema de salud que tantos años ha costado erigir. Una inclinación a establecer un estado de calma tensa de incertidumbre y nerviosismo entre los sanitarios. Una corriente que, ahora, tiende a levantarse con el único objetivo de confrontar a médicos contra farmacéuticos o enfermeras y viceversa, en definitiva, a los unos contra los otros y, por tanto, a los profesionales en su conjunto.
Es importante buscar las aguas tranquilas y apelar a la eterna unidad y la concordia. Rechazando a esos pocos que pretenden inocular el germen de la discordia dentro de la sanidad. El virus del descontento sembrado en lugares estratégicos y momentos propicios para abocar a la pandemia del enfrentamiento.
Si nos centramos en la sanidad, no es difícil adivinar que en las sociedades occidentales donde por tradición se ha instalado el sistema del bienestar, muchos colectivos utilizan nuestra SANIDAD –con mayúsculas-- como herramienta demagógica que es usada para separar a los profesionales y convertirles en instrumento de la propia ambición. Vertiendo lisonjas complacientes hacia la masa o injurias e improperios contra los gestores públicos para alimentar la tensión y propiciar un buen caldo de cultivo para elevar a los radicales, magnificando los enfrentamientos, y con ello instaurar los conflictos.
Todos en nuestras profesiones tenemos reivindicaciones y peticiones de mejora –siempre las hemos tenido y las seguiremos teniendo--, pero sabemos valorar a nuestros compañeros de otras profesiones, porque el carácter unitario quiere decir unidad.
Debemos ser sensatos, porque los rifirrafes entre colectivos siempre han existido y seguirán existiendo por una cuestión de competencias profesionales, pero instaurar un estado de crispación –avivado por los ‘influencers’ de las redes sociales-- para que determinados políticos se aprovechen de nuestros logros no es bueno ni para nosotros/as ni para la sociedad. Debemos disponer de sentido crítico, individual y colectivo, y un interés omnipresente por mejorar, por aportar, pero sin descalificar ni ir a las bravas, estableciendo tiempos de progreso y concretando y detallando cada cambio para hacerlo posible sin alterar, de forma tremebunda, el sistema sanitario, pilar fundamental de nuestro estado del bienestar.
Hago por tanto un llamamiento a todos/as los/as profesionales sanitarios/os, porque todos y todas habéis contribuido a hacer fuerte nuestro sistema de salud. Habéis constituido un engranaje perfectamente ajustado que ha sabido sobrellevar los momentos más difíciles. Habéis forjado una maquinaria, perfectamente sincronizada, que ha combinado la precisión con el esfuerzo. Llenos y llenas de ilusión por lograr la constante mejora en vuestras funciones, a pesar de los momentos más devastadores de la pandemia.
Todas las profesiones sanitarias habéis creado un organismo vivo repleto de excelencia y eficiencia que habéis mantenido unido frente a las peores adversidades. En definitiva, todos y todas participáis como miembros de un grupo indivisible del que me siento parte. Una gran familia –la de los sanitarios-- de la que me enorgullece pertenecer.
Francisco Mulet Falcó.
Tesorero del CECOVA y presidente de Honor del Colegio Oficial de Enfermería de Valencia